martes, 16 de marzo de 2010

Vi un hada nacer.........

Y llegaste a mi vida…


No puedo creer que tan sólo han pasado 3 días desde que llegaste. Todos los recuerdos empiezan a ser difusos y a confundirse los unos con los otros. Estoy tan enamorada de ti, que siento que te tuviera de siempre, que nada es distinto, que eras ya parte de mi vida.
Es increíble que tu trayecto a la vida haya durado tanto, pero finalmente hoy te tengo aquí!
El miércoles en la noche fue que todo empezó. Algunos dolorcitos. La cosa empezaba a moverse! Que emoción. Toda la noche con ligeros cólicos que iban y venían, y que sin embargo no me dejaron descansar bien. Estuve en la lucha interna de si hablarle a la partera ya o esperarme a que fueran regulares. Que ilusa yo, y pensar que aún faltaba tanto!
Jueves en la mañana. Arroje un poquito del tapón mucoso. Papá se fue a trabajar nervioso después de saber que había pasado la noche con cólicos. Le avisé a tu abuela para que estuviera preparada, “en cualquier momento llegabas”. Puse posts en los foros de Internet, recibí consejos, ánimos y muchas porras, al fin estaba a punto de conocerte. Le avisé a la partera que las contracciones habían empezado, pero que sabía que aún no eran “las buenas”.
Mientras, decidí relajarme y disfrutar de mi pre-parto. Disfrutar de las últimas horas con tu hermana como hija única. Disfrutar del último día de tranquilidad, sin atender bebé. Disfrutar mis contracciones, ya que sabía que cada una de ellas me acercaba más a conocerte.
A las 5 de la tarde, después de una rica siesta a lado de tu hermana, llegó tu papá, los nervios se habían apoderado de él, y se salió del trabajo. Comimos un poco, no tenía nada de ganas de cocinar, así que hice una sopa nada más y comimos cada quien lo que quizo. Kía 2 salchichas y un poco de sardina. Tu papá sardina enchilada y yo surimi.
Tenía un hambre voraz. pero tenía miedo de recargarme el estómago.
Llegó un momento en que las contracciones empezaron a ser un poco más intensas. Totalmente soportables, pero intensas y muy seguidas. Seguía sin sentirme “de parto”, pero me preocupaba que por estar esperando una señal, se me fuera a pasar el momento de avisarle con tiempo a Mirna.
A las 6 me salí a caminar con Kía. La llevé al parque para que se distrajera, jugara y sacara toda esa energía que posee, pues si había parto esa noche, la iba a necesitar bien dormida. Jugamos con la pelota en el parque. Cada vez que venía una contracción (cada 7 u 8 minutos) me inclinaba y movía las caderas de forma circular. No se que cara de dolor vería tu hermana que se asustaba, así que puse la mejor cara que pude y le dije que estaba bailando “mueve las pom-pom-pas” con lo que más tranquila se puso a bailar el baile de la pompa junto conmigo.
Regresamos a la casa y pase a avisarle a tu abuela como estábamos. Le dije que era probable que la cosa empezara en la madrugada, y que estuviera preparada… Otra vez, que ilusa! Apenas era jueves por la noche.
Cuando subí con tu papá, me avisó que Mirna había decidido salir de Cuernavaca de una vez, previendo cualquier cosa. Así que me puse a arreglar un poco todo para que estuviera presentable para su llegada.
A las 10:30 de la noche, llegó Mirna, venía acompañada de su alumna y nuera, que la asistiría. Y de su hijo, que es paramédico, que estaría por cualquier cosa.
Me hizo el primer tacto. El cuello ya estaba borrado, me dijo que había 2 cm de dilatación, pero creo que sólo lo dijo para no desanimarme. Creo que en realidad estaba en ceros.
Además mi útero estaba en retroversión, el cuello estaba hacia atrás, lo que significaba que la cosa iba aún para largo.
Decidió irse a dormir a casa de Miriam, aquí en el DF, así estaría cerca si la cosa se aceleraba durante la noche, aunque ella pensaba que definitivamente no habría nada hasta el viernes por la mañana. Otra ilusa.
Nos despedimos. Esperando que la próxima vez que nos viéramos fuera ya para parir. Me dijo que hirviera agua con sales y que me hiciera un sauna, para ayudar a relajar, a desintoxicar, y a ablandar el cuello. Papá puso a hervir el agua mientras yo dormía a tu hermanita, que estaba con la energía hasta el tope, presintiendo que algo estaba sucediendo.
Ya cuando tu papá y Kía se durmieron, me senté con la olla hirviendo debajo de la silla, me envolví en una sábana y me dispuse a relajarme y olvidarme de todo y de todos.
Después de 45 min, no había sudado gran cosa, pero si sentía el calorcito. Me vestí y me acosté a dormir.
Aguante sólo un rato. A las 3:42 las contracciones eran más intensas y seguidas. Estar acostada era un martirio. Así que me levanté, tome mi computadora y me senté en la pelota a hacer movimiento de cadera. Escuchando música y botando en la pelota, sentí que las contracciones eran cada vez más efectivas. Entré al baño, arroje gran parte del tapón mucoso y descubrí que me sentía cómoda sentada ahí, aunque las contracciones no eran tan fáciles de sobrellevar sentada. Estaba cansada y tenía mucho sueño. De un momento a otro las contracciones se espaciaron bastante, en 20 minutos no había tenido ninguna, así que a las 5:30 de la mañana decidí intentar dormir un poco.
Me acosté y logre dormir como 2 horas, despertando un poco con cada contracción. Despertó tu hermana y la vida volvió a la casa. Todos arriba. Desayunamos relativamente en calma, yo parada encajando contracciones, que eran irregulares, seguidas, pero poco duraderas. Mirna habló por teléfono, le comenté como iba la cosa y me dijo que venía a checarme, que definitivamente creía que ese día no sería.
Me puse a hacer cosas, jugar con Kía, y nos metimos a bañar. Aunque las contracciones no eran tan intensas, ni tan duraderas, bendije al agua caliente. Que alivio, que gozo! Tan tranquila estaba, gozando del agua, que llegó Mirna y yo no me había bañado, me talle rápido, ya ni bañe a tu hermana, solo se remojo la mugre, y nos salimos. Me vestí y fui a ver a Mirna. Que mujer… ya estaba lavándonos los trastes!! Entre contracción y contracción le pedía que lo dejara, pero ella tan tranquila me decía que yo necesitaba tranquilidad para entregarme a mi parto, así que la dejara a ella hacer su trabajo, que era ese, darme esa tranquilidad. A regañadientes, o no tanto, la deje lavando trastes en lo que me terminaba de arreglar.
Cuando terminó fuimos a lo nuestro… otro tacto. No era algo que yo quisiera o que me agradara. En realidad yo sabía que no era tan necesario, pero viviendo mi partera en Cuernavaca, si era importante saber como iba avanzando para estar preparados para cualquier eventualidad. Así que, ahí vamos de nuevo. Tacto suave, sin mayor complicación. Cara de pocos amigos, revisión del guante. Y…… nada!!!!! ceros. Todo igual que en la noche. El único “avance” fue que bajaste un poco más y por lo tanto el cuello del útero se estaba acomodando mejor. Pero de ahí en fuera, nada!
Que frustración, que coraje!!!
Yo sabía que existía el pre-parto, los pródromos, el trabajo de parto largo, etc… pero, por que a mi?? Si se suponía que el segundo parto era mucho más rápido, se suponía que en menos de 12 horas tu ya ibas a estar fuera, todo iba a ser más fácil!!!
Benditas estadísiticas….. solo sirven cuando no eres la excepción. Para las 10 de la mañana del viernes, yo ya llevaba 36 horas con contracciones, 6 más que con tu hermana, y de verdad empezaba a ser frustrante.
Mirna se fue, con la promesa de regresar en la noche o el sábado en la mañana, según fuera la cosa.

Entrando al planeta parto.

Decidí ponerme en plan parto. Me di cuenta de que hasta ese momento había estado en plan “esto podría durar días, mejor me la llevo leve” y por lo tanto no había hecho mucho por acelerar el proceso, así que me puse las pilas, me dije a mi misma que la cosa tenía que agilizarse y te dije a ti que necesitaba tu ayuda.
Dormí una pequeña siesta junto a tu hermana y después empezó la acción, nos fuimos caminando hasta la fondita en la que íbamos a comer. Muchas, muchas cuadras. Comimos, encajando contracciones, tomando mucha agua. Me di cuenta de que me estaba hinchando de manos y pies. Me asusté. Si las cosas se salían de lo “normal”, no me iba a sentir segura teniendo un parto en casa. Así que con mi agua de jamaica a un lado, decidí que eso no me podía pasar, no después de todo lo que ya habíamos pasado.
Regresamos a casa caminando, pasamos a los juegos para que tu hermana se divirtiera un rato mientras yo daba vueltas alrededor y movía las caderas.
La veía jugar y reír y no lograba concentrarme. Si deseaba que nacieras, si te deseaba con locura, pero temía tanto que su carácter, nuestra relación y sus sentimientos cambiaran con tu llegada, que en parte yo estaba frenando el parto.
Regresamos a casa, jugué un poco con Kía, pensando en si sería la última vez, ¿cuándo podríamos volver a tener esa intimidad? Y las contracciones volvieron a espaciarse.
Ya era suficiente… no podía seguir así. O agarraba un buen ritmo ya o me iba a volver loca! Decidí transportarme al planeta parto, olvidarme de estar informando a todo mundo de cómo iba, concentrarme en mis contracciones y en tu llegada y dejar de preocuparme por tonterías. A las 7:17 deje el último mensaje en Facebook.
Nos salimos a caminar papá, Kía y yo. Fuimos a la tienda, compramos pan y regresamos, siempre con contracciones, que cada vez eran más regulares, 7 min. duración de 40 a 50 seg. buena intensidad, al fin parecía que la cosa iba mejor.
En casa preparé a tu hermanita para dormir, cenamos, le di su leche y me acosté con ella. Una odisea, dadas las circunstancias, pero era la última vez que tenía ese momento exclusivo con ella. Quería que supiera que, pasara lo que pasara tras tu llegada, ella seguiría siendo igual de importante. Al fin se durmió y yo pude entregarme a mis contracciones.
Me fui al cuarto de juegos a doblar tu ropita y acomodarla. Mientras, platicaba contigo. Fue nuestra última “gran charla” estando tú, dentro de mi. Por fin pude sacar todos los sentimientos que tenía atorados, todos mis miedos, todo el estrés. Con el corazón en la mano te pedí que salieras ya a conocernos, te aseguré que siempre estaría aquí para cuidarte, me convencí de que lejos de ser un cambio que generaría inestabilidad en nuestras vidas, tu llegada nos llenaría de alegría, de felicidad, de tranquilidad y de vida. Y tu pateaste.
Era un pacto, juntas lo lograríamos, estaba lista para recibirte y tu estabas lista para dejarte llevar. Cada una haríamos nuestro trabajo para llegar al mismo fin. Conocernos.
Entré al baño. Más del tapón mucoso. De los nervios o la preocupación, o algo, había dejado de obrar desde el jueves. Si seguía así, mi intestino no te iba a dejar pasar a la mera hora. Así que estuve comiendo cosas digestivas para ayudar a mi organismo. Pero aún así no era suficiente.
Llegó tu abuela para saber como iba. Nada nuevo aún. Iba a sacar a pasear a los perros. Le pedí que me esperara, tenía que seguir caminando, tenía que sentir que hacía algo para acelerar el proceso.
Salimos a caminar. Tu abuela no se tentó el corazón. Esta vez, nada de ir tomadas del brazo, ni caminata suave y cariñosa. No, no, nada de eso. A caminar a paso veloz. Cuando venía una contracción yo me paraba a tratar de encajarla con movimientos de cadera, mientras ella seguía caminando con los perros. Bueno… distinto, pero parece que fue eficaz. A las 11:30 llegamos a la casa, estaba empapada en sudor, cansada, pero con contracciones “de parto” cada 4-6 minutos. Mirna ya había llegado, venía con Miriam y su hijo.
Ya venía lista para quedarse. Alrededor de las 5 de la mañana ibas a nacer…
Me reviso la espalda.
Según una teoría que ha estado desarrollando, a las parturientas se nos desaparece el recoveco que se hace en la espalda a la altura de la cintura. Tiene que ver con los movimientos internos de los huesos para abrir paso al canal del parto. Normalmente cuando aún no empieza el trabajo de parto, el hueco está muy pronunciado, conforme éste va avanzando, el hueco va disminuyendo. Para cuando la dilatación está completa, la espalda está completamente lisa.
Mi espalda estaba mucho más lisa que en la mañana. Que alivio!!
Me metí a bañar con agua caliente. Que delicia!! Creo que pase una hora dentro de la regadera. Y hubiera pasado más si el agua no se hubiera enfriado. Tan bien me sentía ahí dentro que hasta tiempo de rasurarme me dio. Tenía que estar linda para recibirte!!
Salí fresca como lechuga, lista para enfrentar cualquier cosa. Esa noche iba a parir e iba a ser mágico. Mirna le dijo a tu papá que me prepara té de manzanilla, para relajarme, relajar los músculos y relajar el útero. Se sentía bien!!
Que tal un tacto? ¿Por que no?, ya sabía que la cosa estaba en marcha, pero no me caería mal saber de que tiempo hablábamos.
No se cuanto tuve. Solo se que dijo que más o menos 2 horas después iba a empezar lo bueno. Le llamé a tu tía Karla. Le dije que pusiera el despertador, por que yo iba a estar demasiado ocupada “mentando madres” como para preocuparme por despertarla.
Decidí que si quería tenerla en el parto ya casi al final. No me sentía completamente convencida. Creí que sólo iba a necesitar de tu papá, que no quería que nadie más me desconcentrara o me pusiera nerviosa. Pero tu tía estaba pensando en ir, más que como espectadora, como ayudante. Quería ayudar a limpiar tus Karmas mientras nacías, preparar el terreno para que nacieras con pura luz.
Así que ahí estaba yo. Encajando las contracciones que cada vez eran más fuertes, esperando en la cocina a tener mi grandioso parto en casa.
No se que hora era, ni cuanto tiempo había pasado, yo estuve encajando contracciones todo el tiempo como podía. Tomando té, comiendo papaya, también me comí un sandwich. Cada vez que venia una, me paraba de la pelota por que si no no la aguantaba. Me sostenía de la barra de la cocina y sacaba lo más que podía las pompas, tratando de aliviar el dolor, mientras Mirna o tu papá me masajeaban.
En algún momento Mirna me revisó la espalda. Me dijo que estaba en 8 o 9, que si quería podía meterme ya a la tina. Empezamos a llenarla, pero el boiler se había apagado…
Le dije que mientras iba a hacer del baño. Vi la cara de terror que puso. Me sugirió hacer primero un tacto, que tal si ya estaba en completa y esas ganas de hacer del baño eras tu empujando?? Me negué. Sabía que solo quería hacer del baño. En cualquier caso le gritaría si algo distinto pasaba.
Entré al baño, no demasiado confiada, pero esperando no ver tu cabeza en el excusado. No, todo estuvo bien, solo era la cena!
Después de eso me lave toda la zona para no contaminar el agua de la tina. Pero entre risas, problemas para enjuagarme, el agua fría, encajar contracciones y hacer acrobacias con la panzota, las contracciones se espantaron de nuevo. Que contracciones tan asustadizas!!!
En fin, con todo y todo me metí a la tina. Que alivio!! El dolor general del cuerpo desapareció de inmediato, la siguiente contracción que sentí fue completamente soportable a pesar de estar sentada.
Llegó tu tía Karla, también estaban tu abuela y papá. Mirna me echaba agua sobre la panza y tu parecías disfrutarlo. Todos estaban fascinados viendo como te agitabas dentro de mi con el contacto del agua. Los últimos movimientos que experimente contigo dentro. Como te voy a extrañar dentro de mi, sentir que te mueves, te acomodas, te giras. Esa sensación única!! Pero ahora te tengo conmigo.
Papá me ofreció otro vaso de té de manzanilla. Mirna me dijo que no, que sólo era uno, para relajar. Que?? Uno?? Pero si ya llevaba 4 o 5!!! Con razón la cosa no avanzaba, estaba demasiado relajada y tu también. Habría que esperar a que mi cuerpo lo eliminara.
En algún momento mande a tu papá a descansar, la cosa se había calmado de nuevo y todos íbamos a necesitar fuerzas cuando el momento llegara así que se acostó con tu hermana. Estando dentro de la tina Mirna me pidió que adoptara diferentes posiciones. Para ver cual sería la más cómoda para parir, Y… oh sorpresa!! La tina era demasiado pequeña!! No habíamos pensado en eso. El ancho de la tina no daba el suficiente espacio para abrir las piernas, iba a ser imposible que nacieras ahí…
Mirna también se acostó un rato, llevábamos ya toda la noche esperando. Se quedaron tu tía Karla y tu abuela conmigo. Que gran apoyo, no interfirieron en ningún momento, no me cohibí, ni me sentí nerviosa. Es mi familia!! Muy diferente a estar rodeada de 10 extraños que entran y salen en una habitación desconocida y muy iluminada.
Las contracciones casi habían desaparecido. Llegó un momento en el que me quedé completamente dormida. Me olvidé de todos y de todo. El dolor de 3 días desapareció, y yo me sentía de lo mejor.
Cuando desperté, ¿o me despertaron? la música seguía sonando bajito, tu abuela me estaba echando agua en la panza y tu tía estaba meditando.
Podría haber pasado otra semana así. En esa completa tranquilidad y paz. En mi casa, en mi terreno, rodeada de mi familia.
Había pasado ya una hora y yo no tenía contracciones. Le llamamos a Mirna para saber que hacer. Me dijo que me saliera de la tina, habría que caminar y esperar a que las contracciones regresaran. A regañadientes me salí. Me vestí y camine. Camine y me senté en la pelota, y camine más. Y poco a poco las contracciones fueron regresando. Pero yo estaba muy cansada, tenía tanto sueño… Me fui a la cocina, apagué la luz, me senté en la pelota y recargué mi cabeza en la barra. Entre contracción y contracción dormitaba un poco hasta que de plano fue insoportable.
A las 6:30 de la mañana las contracciones eran cada minuto, dolorosas, pero aún así no tanto como en el parto de tu hermana. Yo estaba esperando llorar de dolor, no podía creer que la cosa estuviera cerca ya. Donde estaba la súplica por la epidural?? Desperté a tu papá, parecía que sería pronto. Yo no hallaba posición para aguantar las contracciones. Hasta que descubrí las sentadillas.
Con cada contracción yo me ponía a hacer sentadillas como loca. Que alivio. Tu abuela me miró asombrada. Me preguntó si no me cansaba. Para nada!! Era un gran alivio. Entre risas ella y tu tía Erika, que ya había subido, estuvieron seguras de que significaba un gran alivio para mi, pues de otra forma no movería ni un dedo. Que graciosas!! Lo más sorprendente es que todavía me quedaban ganas de reír. De verdad esto estaba ya tan cerca?? Y a que hora iba a mentar madres??
Mirna empezaba a preocuparse. Con las contracciones tan seguidas e intensas debería tener ya ganas de pujar. Me pidió hacerme un tacto… Si!! lo que sea, pero ya!!
Estaba completamente dilatada, todo estaba listo para que nacieras, excepto tu… Estabas aún muy arriba, estabas demasiado relajada. Había que acelerar la cosa, si no podría haber problemas.
Me prepararon chocolate con ruda. Sin chistar me lo tomé de un trago. La casa empezó a moverse. Despertó tu hermana. Tuviste toda la noche para nacer mientras ella dormía de corrido, pero no, querías esperarla… Que bueno que así fue.
Empezamos a pensar en cual sería el mejor lugar para que nacieras. La cama, pero no acostada. En la orillita? Incómodo, no? Sentada en la silla? No!! que horror… Bien dicen que uno propone, Dios dispone, llega el diablo y todo lo descompone. Después de semanas planeando, arreglando, soñando con el parto mágico en el agua, al final eso no se iba a poder y ahí estaba yo, con dilatación completa sin saber como ni donde parir. En eso, Mirna vió el puff que teníamos en la sala. Un cojín gigante relleno de bolitas de unicel que se acomoda a la forma que tu le des. Así que lo pusimos sobre la cama, empezaron a cubrir con protectores todo y me senté. Papá detrás de mí para darme fuerza y sostén. Y por delante toda una pista de aterrizaje para ti. En ese momento las contracciones empezaron a ser efectivas. Aún no sentía ese irrefrenable deseo de pujo que sentí con tu hermana. Pero, que más daba?? A fin de cuentas nada, estaba siendo como con tu hermana.
Las contracciones eran seguidas, casi una tras otra, yo sentía presión en toda la parte baja y decidí que quería pujar. No fue esa sensación animal que me impulsaba a ello, fue más bien un deseo consciente. Puje durante toda la contracción y sentí como ibas bajando por el canal de parto. Wow! que sensación, sentirte mover dentro de mi, cada vez más cerca de conocernos.
Siguiente contracción, otro pujo, hacía mucha fuerza, y papá me sostenía por la espalda. Un pujo más y… Splash!! Se rompió la fuente, salió una cosa mínima de líquido. Había que sacarte pronto de ahí por que ya no había líquido.
Una contracción más. Puja!!!! Ahí estabas, te sentía ya en la salida, estabas tan cerca y a la vez tan lejos. Que impotencia, que desesperación, sentía que no lo estaba haciendo bien. Aunque cada vez todos me animaban. Mirna sorprendida de que pujara tan bien y tan efectivamente. Como no hacerlo bien? Si era mi cuerpo el que lo hacía todo. Entró tu hermana al cuarto. Se suponía que la estaban cuidando tu abuela y tu tía Erika en la sala, pero ella me escuchaba hacer ruidos y quería ver que estaba pasando. Mientras no había contracción yo intenté poner mi mejor cara para que no se asustara. Ella solo miraba y no entendía nada. Ya venía la contracción, no me podía soltar, tenían que sacarla de ahí!!
Se la llevó tu tía Karla. Otro pujo. Cada vez estabas más cerca, era el momento final. Nos estábamos jugando el todo por el todo. –Maldición, en que momento me convertí en una hippie pariendo en casa??? Por que no me fui directito al hospital?, una rajadita y te hubiera tenido rapidito conmigo…. –No, no, estaba haciendo lo mejor para las 2. Te estaba trayendo al mundo de la forma más natural posible, te estaba dando la posibilidad de abrirte paso a la vida por ti misma. Te estaba recibiendo en tu hogar, rodeada de tu familia que te ama, apoyada por una mujer que siempre fue respetuosa de nuestro proceso. Si, esto era lo mejor. Pujaaaaaa!
Y ahí estabas, entre un mundo y otro, sentía tu cabeza a punto de coronar, pero la fuerza del pujo no era suficiente. Todos me decían, vamos Pao!! Ya se le ve la cabeza!! Pero yo no podía más, no tenía fuerzas. Una contracción más. Puje lo más fuerte que pude, y saliste! Esta vez no sentí el aro de fuego. En realidad no estaba del todo segura de que hubieras salido tu o si me había hecho del baño. En la siguiente contracción te tenía que sacar. Mirna me decía, “vamos Pao, es lo último! Se está poniendo moradita.” Oía las voces de todos pidiéndome que pujara con más fuerza, mi mamá y mi hermana sonaban asustadas. Pero yo ya no podía más. Sentía que las fuerzas no me eran suficientes, estabas atorada de los hombros y por más fuerza que hacía no bastaba para expulsarte. “Vamos Pao, por favor! Tu puedes!” No lo pensé más, sólo pensaba en ti, dividida entre estos 2 mundos. El suave calor de mi útero que fue tu hogar durante 9 meses, y este frío lugar al que estabas llegando. No necesitabas más complicaciones que enfrentarte al mundo. Tenías que salir ya. Puje con todas mis fuerzas, Mirna hizo algún movimiento. Y por fin saliste. Te deslizaste suavemente como un pececito. Aterrizaste sobre la cama sostenida por Mirna. De inmediato abrí los ojos y te vi. Estabas ligeramente moradita, con los ojos cerrados pero respirando de a poco. En ese momento entró Kía corriendo, sabía que algo había pasado. Y ahí yaciendo sobre la cama, a segundos de haber llegado a la vida, tu hermana te miró por primera vez y dijo “e bebé!!” No se si te tome entre mis brazos o alguien te colocó sobre mi. Yo estaba eufórica, en éxtasis, al fin estabas ahí. Te podía abrazar, te podía oler, y te oía llorar. Toda madre dice que oír el primer llanto de su bebé le parece mágico. Para mi no había nada de mágico en eso. Estabas sufriendo. Lo único que quería era que te sintieras segura y protegida. Te hable por tu nombre, te dije que yo era mamá, que todo iba a estar bien. Te ofrecí el pecho pero no lo quisiste. Detrás de mi oía a tu papá sollozar. Sentía aún ligeras contracciones y ganas de pujar. Le pregunté a Mirna si podía, si, pero ligerito. Un pujo chiquito y salió la placenta. Entera y perfecta. Y de pronto las cosas tomaron un ritmo distinto. Hablaban fuerte, sonaban asustados. Mirna daba indicaciones, bájate, quítate, acuéstate. Estaba teniendo una hemorragia. Papá se levantó de inmediato. Poco a poco me fui deslizando en el puff para que me lo quitaran y me pudiera recostar. Cambiaban y cambiaban los protectores de la cama. Mientras seguías en mis brazos. Papá cortó el cordón, lo toqué antes para asegurarme de que había dejado de latir. Mirna te tomó para revisarte, mientras Miriam me ponía gotas debajo de la lengua para detener el sangrado. Apgar de 8 a los 5 min. No tan mal para haber estado segundos entre un lado y otro. Te limpiaron un poco y te vistieron con la ropa que yo te había elegido. Un pañalero que dice “Daddy makes me smile” Un mameluco rosa, con flores y corazones de colores. Calcetines miniatura, Un gorrito rosa y tus guantes. Tu abuela te tomó en brazos. Ella también estaba en éxtasis. Entró tu hermana y tu abuela se hincó para estar a su altura. Kía te miró y dijo “mi bebé!” Le dijeron que eras su hermanita, que eras Laia. “eee Lala??” sin que nadie le dijera nada, sin que hubiera presión alguna, ella te abrazó y te besó. No dejaba de contemplarte. Te beso la frente, te besó la nariz, te besó los cachetes, mientras decía “mi bebé… Lala!!”
Las emociones fluyeron, no pude contenerme, lloré y lloré con todos los sentimientos que tenía acumulados. Finalmente, después de tanto preocuparme por como lo iba a tomar tu hermana, me di cuenta de que había sido una tonta. Pero si eres su hermana!! No entiende muchas cosas, pero lo que su corazón le dice es que te ama. Y te ama con locura. No podía dejar de llorar mientras las veía juntas. Mis dos princesas, mis dos hadas. Al fin.
Tenía que seguir acostada por la hemorragia, pero te pusieron sobre mi y te pude abrazar. Me descubrí el pecho y te ofrecí. Ahora si que querías teta! Te prendiste de inmediato. No tenías ni media hora de nacida y ya estabas mamando como una experta. Todos estaban fascinados y asombrados. Yo solo estaba fascinada. Sabía que si nos dejaban hacer todo natural, esa era la única reacción que podrías tener. El puro instinto. Que lástima que con tu hermana me perdiera de ese mágico primer momento.
Y así empezó nuestra vida juntos. Rodeados de todo el amor, el apoyo y el cariño de tu familia. Papá estaba extasiado mirándote. Kía preguntaba por ti, yo no podía dejar de admirarte. Al fin estábamos completos, eras lo único que nos hacía falta.
Y así fue como el 13 de marzo de 2010, a las 7:46 de la mañana, pesando 3. 900 kgs y midiendo 55 cm, llegaste al mundo Laia. Llegaste a completar nuestra pequeña familia. Llegaste a dar lecciones de vida a todos los que presenciaron tu parto. Llegaste a unirnos más. A darnos luz. A enseñarles a muchas personas que parir naturalmente si se puede. Que no es más que un proceso fisiológico completamente natural, y que si se nos da el tiempo necesario, nosotras podemos hacerlo solas.
Hija, eres el hada que me hacía falta. Hoy, a tan solo 3 días de haberte parido, me siento más enamorada que nunca, completa y feliz. Te miró y no deja de asombrarme esa carita de luna. Estás cachetona y preciosa. Eres más gorda que tu hermana y también más blanquita. Son tan distintas, pero a la vez tan iguales… Me tienes enamorada!! Gracias por llegar a mi vida.

29 comentarios:

  1. Paw
    Me has conmovido profundamente...gracias por permitirme entrar a leer lo que con tanto amor escribiste para Laia.
    Que Dios les bendiga SIEMPRE.
    Con cariño,
    Tania
    ;)

    ResponderEliminar
  2. Paw que parto tan intenso, gracias por compartirlo, tenia tantas ganas de leerlo, que bueno que todo salio bien, le mando mil besos a tus hadas, me hiciste llorar que bello que su hermana la recibio con tanto amor

    ResponderEliminar
  3. Paw, fue tan hermoso, que al estarte leyendo me hiciste llorar...
    Gracias por permitirme leerlo

    ResponderEliminar
  4. Wooowww ansiaba leerte y emocionarme contigo de verdad estuve muy al pendiente y hasta tentada a marcarte el domingo para ver como ibas y si por fin ya habia nacido...ahora te leo y me doy cuenta que es tal como lo imagine y como lo dices es mágico y es una nena llena de luz. Gracias por compartir.

    DAMANAN. (Nancy)

    ResponderEliminar
  5. nena, mil felicidades de nuevo!!!
    yo te agradezco porque gracias ati tengo una nueva esperanza :)
    mil abrazos!!

    ResponderEliminar
  6. PAO MUCHAS FELICIDADES POR CONFIAR EN TI POR DEFENDER TU PARTO.
    AL LEERTE ME EMOSIONE TANTO QUE ME DIGO CARAY COMO NO SOY TAN VALIENTE???
    AL LEERTE ME HICITE PENSAR TANTAS COSAS QUE HASTA LLORE DE LA EMOSION.
    FELICIDADES POR TU FAMILIA AHORA A DISFRUTARLA
    BIENVENIDA LAIA!!!!

    ResponderEliminar
  7. wowww!! sin palabras!! me contagiaste emocion, amor, llanto, bueno que hermoso parto!! nena muchas gracias por permitirnos leer tan bello relato!!

    Muchisimas felicidades!! Y bienvenida Laila!!!

    ♥Ingrid♥

    ResponderEliminar
  8. ME FASCINO TU RELATO HASTA ME HICISTE LLORARRRRR UN BUEN... MUCHAS FELICIDADES A TI Y A LA BEBA
    YA ME MUERO POR DAR A LUZ LASTIMA Q APENAS TENGO 32 SDG

    GRACIAS POR COMPARTIR

    MAMIRICKY

    ResponderEliminar
  9. Paw, me dejas sin palabras y con los ojos llenos de lagrimas...

    Gracias por conocerte y por compartir tu maravillosa experiencia..

    Kia hermosa, se comporto como la hermana mayor que es, Y Laia vino a jugar con ella y como dices a completar esa hermosa familia que tienes...

    Gracias Paw....



    HaNnIs !!!

    ResponderEliminar
  10. primero muchisimas felicidades por tu parto :D que bueno que todo salio bien.
    que linda historia y como lo cuentas llena de amor y de dicha, es inesplicable. se llenaron de lagrimas mis ojos al leerte, pero me las aguante por que estoy en el trabajo.


    ub gran abraso y beso.

    ResponderEliminar
  11. Un relato bellísimo, aquí me tienes llorando al sentir todo tu amor hacia tu familia. Reflejaste todas esas bellas emociones que sentirste en tu parto, en el nacimiento de tu hermosa hija.
    ¡Muchas felicidades, Pao!
    Felicidades por haber vivido tu parto de esa manera tan natural y bella. Felicidades por tu hija, felicidades por tu familia.
    Un abrazo
    Marilú L.

    ResponderEliminar
  12. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  13. me tienes llorando a moco tendido! Te admiro eh,que mujer tan valiente eres. no se ni que decirte porque en estos momentos viniste a revolver un monton de emociones en mi que todavia no asimilo.

    Gracias por compartirlo.

    Purple (lupita)

    ResponderEliminar
  14. Ay que hermosa Historia Paola !! se me salieron las lagrimas en verdad que lindo escribes ...y Kia una super hermana!!! en verdad gracias por compartirnos esto tan intimo tan tuyo, de leerte me emocionas ...

    Kuki

    ResponderEliminar
  15. Me he quedado pasmada después de leerte. Fué como haber estado de cierta manera ahí. Me remonté a los dos momentos mas importantes de mi vida, cuando ví por primera vez esos ojitos. Y cuando supe que mi vida ya no era mía, que ya era de alguien mas.

    Que manera de contarlo Pao!!! mil gracias por compartir algo tan íntimo, tan puro, tan hermoso... te admiro y eres una gran madre y una gran mujer!!!. Felicidades!!! y a esas haditas...

    Brenda

    ResponderEliminar
  16. Me hiciste reir, llorar, emocionarme.. gracias por compartirnos tu momento, de verdad que te admiro muchisimo, eres muy valiente y me da mucho gusto que hayas escuchado tu instinto..
    Muy lindo todo el relato y que te digo de kia, ahora es toda una hermana mayor...
    te mando un gran abrazo

    ResponderEliminar
  17. pao que barbara me sacaste las lagrimas es un relato hermosos te admiro por plasmar esto para tus hijas y compartirlo con todos los que te queremos y ser tan valiente mis respetos muchisimas felicidades te quiero

    laura gutierrez

    ResponderEliminar
  18. Que emoción, yo también lloré!
    Muchas felicidades y que Dios las bendiga a las dos!
    Besos a tu nueva familia de cuatro!

    ResponderEliminar
  19. que hermosooo relato, no cabe duda que ha sido una hermosa experiencia para ti y para lo que te acompañaron

    dios bendiga siempre a tu hermosa familia y a tus dos hermosas hadas las llene de bendiciones siempreee

    eres grande mujer

    akatombito

    ResponderEliminar
  20. Qué hermoso relato... es como si hubiera estado ahí.. gracias por dejarnos ser parte.

    Dios te bendiga!! FELICIDADES!!

    Coc cariño, Ludy :)

    ResponderEliminar
  21. me tienes con la cara empapada de lagrimas y mi esposo viendome con cara de: y a esta que le pasa jajaja..........
    que cosa mas hermosa cuentas, de verdad y te admiro y te mando un inmenso abrazo y dejame decirte que me inspiras pues algun dia espero tener un parto igual, muchas feleicidades y un gran abrazo y beso a esa hermosa bebe y a la hermana mayor.

    ResponderEliminar
  22. uuuyyy quee acontecimiento !!!!

    es la mejor pelicula de suspenso que haya existido.... me tenias con los pelos de punta y de pronto lagrimas brotaron como fuente de mis ojos tan abiertos

    y mi cabeza imaginando a Kia abrazando a Laia : mi bebe lala!

    que hermosura felicidades por esa familia tan hermosa que han logrado tu esposo y tu

    dile a tu esposo que fue muy valiente y el tambien se merece todas las felicitaciones por apoyarte y darle a Laia esta oportunidad de nacer en casa a pesar de sus miedos y dudas

    ResponderEliminar
  23. (vecina ) dijo

    lei tu historia de parto de principio a fin cada palabra me hacia emocionarme mas y mas los felicito a todos porque todos fueron parte de esta hermosa bendicion felicidades por la llegada de tu princesa bendiciones para toda la fam.
    good job!

    ResponderEliminar
  24. wow que valiente paw que padre parto tuviste y lo mejor es que fue como tu lo decidiste, muchas felicidades ya tienes dos hadas, FELICIDADES POR TU HERMOSA FAMILIA

    ATTE:CARMEN(huesitos)

    ResponderEliminar
  25. Que padre relatooo, no habia podido leerlo y de verdad que es super emocionante, pude verte en cada paso que relatavas.

    Muchisimas Felicidades!!

    Mamisami

    ResponderEliminar
  26. Hola Pao!
    Buscando info de parto en casa, encontré tus mensajes en el foro de nacer y crecer.. me identifiqué mucho con esa búsqueda... y que al final hay q decidir desde nuestra fuerza femenina. Me da muchísimo gusto que hayas logrado todo, pues, de qué otra forma pudo haber sido si estabas siguiendo tu intuición? :)
    Yo me decidí por parto en casa, con el apoyo médico y emocional d mi esposo. Tengo 38 semanas y espero en Dios que mi historia de familia de 3 sea tan bella como la tuya. Un abrazo enorme para toda tu familia y muchas gracias por este post, me alimentó leerlo. :))

    ResponderEliminar
  27. Eres un mujeron q barbara... llore y eso q yo soy cero expresiva.
    Dios los bendiga

    ResponderEliminar
  28. Hola, soy obstetra, tambien creo en el parto natural, muchas felicidades, muchas gracias por tu relato, yo de por si soy muy susceptible a estas cosas, pero ahora si llore de emocion, de reafirmar que vale la pena el cambio de paradigma en la atencion al nacimiento!!!
    Dr. Felix A. Quintero Michel
    Ginecoobstetra.
    Oaxaca.Mex

    ResponderEliminar
  29. Que hermoso como te expresas tus hijas van a sonreír felices cuando lean estas palabras tan dulces que diriges a ellas.

    ResponderEliminar

Lo que ya es nuestra familia