lunes, 29 de marzo de 2010

Feliz Cumpleaños Kía!!!!!!!

center>Photo Albums at WiddlyTinks.com

Digital Scrapbooking Photo Tinks by WiddlyTinks.com

Hoy, hace 2 años te conocí. Era la 1:25 de la madrugada del 29 de marzo de 2008 cuando te sentí salir de mi cuerpo. Te miré por primera vez, toda enroscadita, llena de cabellito negro. Cubierta de mi sangre. No tengo una fotografía de ese día, pero cierro los ojos y puedo verte con la misma claridad del primer día. Puedo olerte, puedo sentirte. Hace ya 2 años que te vi por primera vez, y aún no me canso de admirarte.
Has crecido tanto ya. El primer año fue muy fácil. Lleno de amor y sonrisas. Mucha teta, todo el tiempo, muchos brazos a todas horas. Dormir recostada sobre mi pecho. Traerte conmigo a todos lados y dejarte ser e ir a tu propio ritmo. Que fácil era la maternidad!! Gateaste a los 6 meses. Balbuceabas y gritabas. A los 7, dijiste mamá. A los 8, papá. 10 días antes de cumplir tu primer año, nos sorprendiste con tus primeros pasos. No has parado ni un segundo. Hoy llegó papá a anunciarnos que de regalo de cumpleaños te había traído luna llena. La mire, abrazada a ti y pensé que no hay mayor felicidad en mi vida que tenerte a mi lado. Cada día me alegras la vida con tu sonrisa, con tus ocurrencias, con tus travesuras, con tu aprendizaje y con tus locuras. He de confesar que este no fue un año fácil como el primero. Este año estuvo plagado de retos, y complicaciones. Poco a poco tu personalidad y carácter se van formando. Cada día tu voluntad se impone, mamá ya no lo es todo y quieres descubrir el mundo por tu propio pie. Cada día es una nueva oportunidad de aprender, de conocer, de descubrir. Y cada día lucho con el impulso de regañarte, reprimirte, y limitarte. Para dejarte ser, descubrir el mundo a tu ritmo y forjar tu propia identidad.
Mi niña chiquita. hoy te veo y descubro que dejaste de ser una bebé chiquita, para ser una bebé grande. Ya no necesitas de mi tanto, quieres hacer las cosas tu sóla, pero si te sientes vulnerable corres a mis brazos para sentirte protegida. Hablas mucho y te haces entender, pero cuando estás sensible haces puchero y gimoteas. Hace tan sólo 15 días te convertiste en hermana mayor y has adoptado a la perfección tu papel. Cuando oyes a tu hermana llorar corres y gritas “que pashó Lala??, que pashó bebé??”. Si estamos jugando y tu hermana hace un ruido, me avisas que “depetó Lala!!”. La besas a todas horas, con todo y babas. En cuanto despiertas preguntas por Laia, quieres cargarla y consolarla cuando llora, me recuerdas que hay que cambiarle el pañal y me traes todo lo necesario. Pero también ha sido difícil. No entiendes por que a Laia no le gusta que le des besos con toda la boca abierta y la lengua de fuera. Ni entiendes por que me molesta que le hagas cosquillas, la muerdas, le acaricies con fuerza la cabeza o la quieras cargar cuando no estoy yo. Y es entonces cuando te pones triste, haces cara de sufrimiento y te refugias en algún rincón.
Y a pesar de todo, mi ángel, me sigues amando. Y amas a tu hermana con locura.
Nena hermosa. Quisiera escribirte una carta magistral, que demostrara todo lo que siento al ser tu mamá, pero estoy tan cansada que las ideas se arremolinan en mi cerebro sin ton, ni son. Eso es ser tu mamá. Un día de locura contigo, correr detrás de ti por todos lados. Brincar y bailar para divertirte, cocinar por horas para hacerte tu comida favorita, perseguirte para que no te comas a tu hermana y cargarte para que logres dormir. Pero no me arrepiento ni un segundo, tu me has dado más alegrías en 2 años, que las que pude haber vivido en toda mi vida anterior.
Gracias Kía por venir a enseñarme el valor del amor, y la maravilla de ser mamá. Gracias por dejarme ser TU MAMÁ. Te amo mi pequeña hada.
Feliz cumpleaños número 2, que vengan muchos más!!

jueves, 25 de marzo de 2010

De como es divertido tener 2 hijas y de cuanto amo el rebozo....

Cuando le dije a mi mamá que estaba embarazada, teniendo Kía tan sólo 1 año 5 meses, además de felicitarme y medio regañarme, me dijo "ahora si vas a tener en que divertirte".
Yo lo tomé como un comentario de felicitación, no tenía idea del trasfondo sarcástico y malévolo con el que mi mamá lo dijo. A lo largo del embarazo, cada vez se me hacía más pesado andar atrás de Kía con la panza a cuestas, y mi mamá sin ocultar su sonrisa malévola me decía "ahora si vas a tener en que divertirte".
El día 1 con Laia en casa, cuando Kía me pidió que la cargara mientras estaba recién parida, mi mamá me dijo "ahora si vas a tener en que divertirte".
Yo no le veía aún lo divertido.
Hasta que ayer fuimos al super. A pesar de haberme provisto de un montón de alimentos congelados, carnes y pollos, y enlatados, el refrigerador estaba ya vacío, y mi hija ya se había cansado de desayunar avena. Así que nos preparamos para la gran excursión, acompañadas de mi mamá.
Preparé niñas, preparé pañalera, me arreglé y partimos. Llegamos al super y me puse a Laia en el fular con cruz al frente. A Kía la trepamos en el carrito y a hacer compras se ha dicho!
Todo iba perfecto, hasta que Kía se fastidió de ir en el carrito. No hubo poder humano que la mantuviera arriba, así que la bajamos y mi mamá la vigilaba mientras yo iba a agarrando cosas y empujando el carrito.
Creí que había sido prueba superada. Ya estábamos en la fila dispuestas a pagar, mi mamá estaba pasando las cosas del carrito a la banda, cuando de pronto Kía se hecho a correr. Mi mamá con la caja de leche en brazos y Kía ya dando la vuelta en una esquina. No lo pensé ni un segundo y fui tras ella. Primero a paso rápido, cuando la perdí de vista, me eche a correr como desquiciada.
Y ahí ven a la mamá que había sido sensación en el super por traer una bolita de carne miniatura enredada en un trapo, corriendo por los pasillos de Chedraui.
Pobre de Laia, ese ha de haber sido uno de los momentos en que pensó -a que familia me mandaste Dios!!- 
Pero ni modo, ahí estaba yo, con 11 días de parida, cargando a una recién nacida y corriendo como loca, tratando de atrapar a Kía. Bendito rebozo!!
Creo que no la hubiera atrapado si no hubiera tenido los 2 brazos libres para darme impulso.
Cuando logré atraparla, volteé y vi a mi mamá corriendo hacia nosotras, ca..andose de la risa. Lo único que atinó a decirme fue "ahora si vas a tener en que divertirte!!!!!!!".
Si.... y además de divertirme me ejercito....

martes, 23 de marzo de 2010

Pronto serán 2 años....


Birthday Tickers


Faltan solo 6 días para que mi niña cumpla 2 añitos. 
2 años de risas, 2 años de logros, 2 años de alegrías, 2 años de preocupaciones, 2 años de sorpresas, 2 años de orgullo. 
2 años de completa felicidad.
2 años de haberme convertido en madre, de que mi mundo cambiara 360º. 
2 años de tenerte en mi vida Kía... No puedo esperar a decirte, 
Feliz cumpleaños!!!!!! 
Te amo pequeña.

Jugando a las muñecas

Cuando era niña, tenía un montón de muñecas. Barbies sobre todo. Y la vida era muy fácil. No importaba cuantas “hijas” tuviera, siempre había tiempo para todas. Si me cansaba de una, solo la dejaba “durmiendo” o “platicando con su amiga”. Nunca estaban desatendidas. No había que preocuparse por el continuum, el apego y la teta a demanda.
Niñas, la vida real no es tan sencilla. Deberían poner esa leyenda en las cajas de las muñecas.
Ya son 9 días desde que Laia llegó a casa. Han sido días emocionantes, llenos de emociones, de conocernos, acoplarnos, entrar a la rutina, y acoplarla a ella.
Hasta el sábado, las cosas habían sido bastante más sencillas. Mi mamá bañaba a Kía, a veces se la bajaba toda la mañana, ella nos cocinaba y comía con nosotras, me ayudaba a bañar a Laia y si le pedía que se bajara a Kía, se la bajaba.
Desde el sábado le entré a la maternidad de lleno, pero todavía era fácil, pues papá estaba aquí. Hoy fue que empezó lo bueno!!
Al despertar, le doy de desayunar a Kía, generalmente Laia me da chance de prepararle y se despierta para que a ella también le de desayuno… Se duerme Laia, Kía sigue desayunando (come poco, pero en pasos). Hago “algo”, ya sea jugar un ratito con Kía, aunque todavía no le sigo el ritmo, poner ropa en la lavadora, tender, recoger, etc…
Despierta Laia, toma teta, se vuelve a dormir y mientras a Kía le puse El libro de la Selva.
Vuelve a despertar Laia, esta vez si despierta de adeveras, la encuero y la pongo a tomar su bañito de sol. Mientras lleno su tina de baño, preparo su ropa, recojo aquí o allá. Y en el inter, bajo a Kía de la cama, le pido que no la bese tan fuerte, le digo que a Laia no le gusta que le jalen el pie, me desespero por que ya le puso la cobija en la cara, la reprendo por aventarle el peluche. Pero no crean que mi hija es malvada con su hermana, no, no, no. DE hecho la ama. Lo que pasa es que es un amor apache. Se sube a la cama por que quiere verla, la besa fuerte por que está eufórica, le jala el pie por que le va a poner crema, le tapa la cara con la cobija, por que encuerada, ¿cómo no le va a dar frío?, le avienta el peluche, que trajo desde su recámara para que juegue con el. Me da una ternura mi niña grande. Todas son muestras de cariño, a su modo, sin medir su fuerza, pero desborda amor por todos los poros de su piel.
Bañamos a Laia, Kía subida en la tina grande, ayudándome a echarle agua, pasándome el jabón, tallándole con la esponja. Laia llora cuando la saco y llega el momento de vestirse. Le pido a Kía el pañal que se me olvidó traer, mi hija me lo trae.
Laia llora desesperada, me siento a darle teta mientras Kía ve Mickey Mouse.
Laia sigue despierta, pero tranquila. La acuesto en el bambineto. Kía tiene sueño, está nefas, pero no se va a dormir, además está puerquísima de haber jugado con la tierra mientras yo tendía ropa.
La meto a bañar dejando a Laia acostada y bien despierta… ME siento terrible.
ME baño rápido y baño a Kía. Imposible conciliar cuando ya está con sueño. El drama.
Salimos de bañarnos. Laia sigue despierta, mirando a la nada, acostadita ahí… sola.
Se me parte el alma. Me siento mala madre, tan descuidada. A Kía jamás la dejé así.
Solo le pongo pañal a Kía, nos sentamos en la cama y agarro a Laia.
Le doy leche a Kía mientras Laia toma teta. Laia se duerme, pero Kía no puede, empieza de desesperante, a lloriquear, gritar y quejarse. Laia se queja desde el bambineto.
Al fin, después de mucho lloriqueo y palmadas en la espalda, Kía se duerme. 5 minutos para mi!!!!! Si, claro… Ya no hay chef, hay que hacer la comida. Sacó del congelador una tinga que preparé antes del parto. Que inteligente soy!!
A Laia se le desprende un pedazo del cordón umbilical, le sangra poquito, y le queda unido por un pedazo aparentemente vivo, entro en pánico. Le hablo a todos los dres que conozco. La dejo solamente en camiseta para que nada le toque el cordón. Finalmente me quedo tranquila.
Ahora si, logro descansar un poco, en algún momento me quedo dormida con Laia pegada a la teta. Despierta Kía y yo no quiero abrir los ojos. Hasta que se trepa en mi para alcanzar a darle un beso a su hermana.
Me levanto a regañadientes. Dejo a Laia acostada y nos vamos a la cocina. No pasan ni 2 minutos cuando Laia ya está llorando. La llevo conmigo a la cocina, quiere teta. Le doy a Kía una naranja, mientras Laia toma teta.
Termina, la acuesto en la sillita. Preparo una sopa rápida, caliento frijoles de lata, hiervo la tinga. La comida está lista!
Kía no quiere comer, le doy en la boca y se lo come bien… Muero de hambre, pero le sigo dando a Kía en la boca.
Logro que siga comiendo sola. Me sirvo y disfruto mi comida. Muy buena la verdad! Kía termina de comer, quiere que la baje, pero yo todavía no acabo de comer y Laia está en el piso, si bajo a Kía la va a querer agarrar. La distraigo con miles de cosas hasta que termino de comer. Le prometo ir al parque. 
Las preparo a las 2. 1 hora sólo en poner tenis, sweateres, ir al baño, envolver en cobija, preparar pañalera.
Antes de lograr salir, tenemos que hacer una parada técnica en casa de mi mamá por que Laia tiene hambre. Termina antes de que Kía logre ponerse hostil.
Me enrebozo a una, agarro de la mano a la otra, y ahora sí! A la aventura.
Logramos llegar al parque sin mayores incidentes. Me encuentro con 2 vecinas que creen que sigo embarazada por que solo ven el bulto al frente. Les enseño a mi tesoro y se sorprenden y me reprenden por estar fuera teniendo sólo 9 días de parida.
Kía corre, juega, ve perros, persigue gatos, agarra tierra y yo reprimo las ganas de prohibírselo. 
Vamos de regreso. Nos encontramos a una vecina que le hace fiestas a Laia. Tras despedirnos Kía se va toda serie en sentido contrario…. Voy por ella y la abrazo. Vamos brincando de regreso a casa.
Jugamos en la arena. Laia toma más teta y no me doy cuenta cuando Kía se quita los tenis (más no los calcetines) y se mete al “arenero” de 50 cmts de diámetro.
Llega a visitarnos una amiga con su bebé y su esposo. Le trajeron un detallito a Kía!! Es lo que más les agradezco.
Platicamos muy a gusto mientras los niños se van quitando el rebozo. Cuando se tienen que ir ya son grandes cuates!
Nos preparamos para la hora de dormir. Kía se come una galleta, no quiere comida “saludable”. Laia toma teta mientras papá carga a Kía. Hago eructar a Laia, cuando de pronto, veo que tengo sangre seca en la teta. Miro el cordón de Laia y ya se desprendió!! Tiene poquita sangre… Que horror!! Por que tener hijos es tan angustiante?? Mi mamá sube, piensa que está dentro de lo normal. Le hablo a la dra. y me dice que hacer. Le ponemos el algodoncito y yo sufro de pensar que le duela.
Le pongo a Kía micropor en el ombligo para que esté igual a su hermana.
Acuesto a Laia. Empiezo a preparar a Kía para dormir. Se queda con papá jugando en la cama, mientras yo ceno parada. 
Papá entra al baño, alisto a Kía y empezamos a platicar bajito y suave. Sale papá del baño, carga a Kía, entro yo.
Salgo y Kía quiere que la cargue. LA cargo y no la aguanto. Cuando creció tanto??
Nos acostamos y después de mucho y muchas palmaditas se queda dormida.
Laia despierta, toma teta y se vuelve a dormir. Son las 11 de la noche y al fin tengo tiempo para mi. Termino de escribir este post a las 12:10. Después de dejarlo para volver a amamantar a Laia. Me caigo de sueño, pero si no es ahorita, cuando??
Fue un día muy pesado, pero vale la pena. Sobre todo vale la pena cuando escucho a Kía correr al primer llanto de su hermana gritando “que pashó bebé?? que pashó Lala??” O mirarme con cara de “mala madre” cuando estamos las 2 en el baño y Laia despierta llorando. Mientras sale disparada gritando “epetó, epetó!! Ya, ya Lala”
Que bonito es tener 2 hijas. Que bonito es tener 2 muñecas!!


martes, 16 de marzo de 2010

Vi un hada nacer.........

Y llegaste a mi vida…


No puedo creer que tan sólo han pasado 3 días desde que llegaste. Todos los recuerdos empiezan a ser difusos y a confundirse los unos con los otros. Estoy tan enamorada de ti, que siento que te tuviera de siempre, que nada es distinto, que eras ya parte de mi vida.
Es increíble que tu trayecto a la vida haya durado tanto, pero finalmente hoy te tengo aquí!
El miércoles en la noche fue que todo empezó. Algunos dolorcitos. La cosa empezaba a moverse! Que emoción. Toda la noche con ligeros cólicos que iban y venían, y que sin embargo no me dejaron descansar bien. Estuve en la lucha interna de si hablarle a la partera ya o esperarme a que fueran regulares. Que ilusa yo, y pensar que aún faltaba tanto!
Jueves en la mañana. Arroje un poquito del tapón mucoso. Papá se fue a trabajar nervioso después de saber que había pasado la noche con cólicos. Le avisé a tu abuela para que estuviera preparada, “en cualquier momento llegabas”. Puse posts en los foros de Internet, recibí consejos, ánimos y muchas porras, al fin estaba a punto de conocerte. Le avisé a la partera que las contracciones habían empezado, pero que sabía que aún no eran “las buenas”.
Mientras, decidí relajarme y disfrutar de mi pre-parto. Disfrutar de las últimas horas con tu hermana como hija única. Disfrutar del último día de tranquilidad, sin atender bebé. Disfrutar mis contracciones, ya que sabía que cada una de ellas me acercaba más a conocerte.
A las 5 de la tarde, después de una rica siesta a lado de tu hermana, llegó tu papá, los nervios se habían apoderado de él, y se salió del trabajo. Comimos un poco, no tenía nada de ganas de cocinar, así que hice una sopa nada más y comimos cada quien lo que quizo. Kía 2 salchichas y un poco de sardina. Tu papá sardina enchilada y yo surimi.
Tenía un hambre voraz. pero tenía miedo de recargarme el estómago.
Llegó un momento en que las contracciones empezaron a ser un poco más intensas. Totalmente soportables, pero intensas y muy seguidas. Seguía sin sentirme “de parto”, pero me preocupaba que por estar esperando una señal, se me fuera a pasar el momento de avisarle con tiempo a Mirna.
A las 6 me salí a caminar con Kía. La llevé al parque para que se distrajera, jugara y sacara toda esa energía que posee, pues si había parto esa noche, la iba a necesitar bien dormida. Jugamos con la pelota en el parque. Cada vez que venía una contracción (cada 7 u 8 minutos) me inclinaba y movía las caderas de forma circular. No se que cara de dolor vería tu hermana que se asustaba, así que puse la mejor cara que pude y le dije que estaba bailando “mueve las pom-pom-pas” con lo que más tranquila se puso a bailar el baile de la pompa junto conmigo.
Regresamos a la casa y pase a avisarle a tu abuela como estábamos. Le dije que era probable que la cosa empezara en la madrugada, y que estuviera preparada… Otra vez, que ilusa! Apenas era jueves por la noche.
Cuando subí con tu papá, me avisó que Mirna había decidido salir de Cuernavaca de una vez, previendo cualquier cosa. Así que me puse a arreglar un poco todo para que estuviera presentable para su llegada.
A las 10:30 de la noche, llegó Mirna, venía acompañada de su alumna y nuera, que la asistiría. Y de su hijo, que es paramédico, que estaría por cualquier cosa.
Me hizo el primer tacto. El cuello ya estaba borrado, me dijo que había 2 cm de dilatación, pero creo que sólo lo dijo para no desanimarme. Creo que en realidad estaba en ceros.
Además mi útero estaba en retroversión, el cuello estaba hacia atrás, lo que significaba que la cosa iba aún para largo.
Decidió irse a dormir a casa de Miriam, aquí en el DF, así estaría cerca si la cosa se aceleraba durante la noche, aunque ella pensaba que definitivamente no habría nada hasta el viernes por la mañana. Otra ilusa.
Nos despedimos. Esperando que la próxima vez que nos viéramos fuera ya para parir. Me dijo que hirviera agua con sales y que me hiciera un sauna, para ayudar a relajar, a desintoxicar, y a ablandar el cuello. Papá puso a hervir el agua mientras yo dormía a tu hermanita, que estaba con la energía hasta el tope, presintiendo que algo estaba sucediendo.
Ya cuando tu papá y Kía se durmieron, me senté con la olla hirviendo debajo de la silla, me envolví en una sábana y me dispuse a relajarme y olvidarme de todo y de todos.
Después de 45 min, no había sudado gran cosa, pero si sentía el calorcito. Me vestí y me acosté a dormir.
Aguante sólo un rato. A las 3:42 las contracciones eran más intensas y seguidas. Estar acostada era un martirio. Así que me levanté, tome mi computadora y me senté en la pelota a hacer movimiento de cadera. Escuchando música y botando en la pelota, sentí que las contracciones eran cada vez más efectivas. Entré al baño, arroje gran parte del tapón mucoso y descubrí que me sentía cómoda sentada ahí, aunque las contracciones no eran tan fáciles de sobrellevar sentada. Estaba cansada y tenía mucho sueño. De un momento a otro las contracciones se espaciaron bastante, en 20 minutos no había tenido ninguna, así que a las 5:30 de la mañana decidí intentar dormir un poco.
Me acosté y logre dormir como 2 horas, despertando un poco con cada contracción. Despertó tu hermana y la vida volvió a la casa. Todos arriba. Desayunamos relativamente en calma, yo parada encajando contracciones, que eran irregulares, seguidas, pero poco duraderas. Mirna habló por teléfono, le comenté como iba la cosa y me dijo que venía a checarme, que definitivamente creía que ese día no sería.
Me puse a hacer cosas, jugar con Kía, y nos metimos a bañar. Aunque las contracciones no eran tan intensas, ni tan duraderas, bendije al agua caliente. Que alivio, que gozo! Tan tranquila estaba, gozando del agua, que llegó Mirna y yo no me había bañado, me talle rápido, ya ni bañe a tu hermana, solo se remojo la mugre, y nos salimos. Me vestí y fui a ver a Mirna. Que mujer… ya estaba lavándonos los trastes!! Entre contracción y contracción le pedía que lo dejara, pero ella tan tranquila me decía que yo necesitaba tranquilidad para entregarme a mi parto, así que la dejara a ella hacer su trabajo, que era ese, darme esa tranquilidad. A regañadientes, o no tanto, la deje lavando trastes en lo que me terminaba de arreglar.
Cuando terminó fuimos a lo nuestro… otro tacto. No era algo que yo quisiera o que me agradara. En realidad yo sabía que no era tan necesario, pero viviendo mi partera en Cuernavaca, si era importante saber como iba avanzando para estar preparados para cualquier eventualidad. Así que, ahí vamos de nuevo. Tacto suave, sin mayor complicación. Cara de pocos amigos, revisión del guante. Y…… nada!!!!! ceros. Todo igual que en la noche. El único “avance” fue que bajaste un poco más y por lo tanto el cuello del útero se estaba acomodando mejor. Pero de ahí en fuera, nada!
Que frustración, que coraje!!!
Yo sabía que existía el pre-parto, los pródromos, el trabajo de parto largo, etc… pero, por que a mi?? Si se suponía que el segundo parto era mucho más rápido, se suponía que en menos de 12 horas tu ya ibas a estar fuera, todo iba a ser más fácil!!!
Benditas estadísiticas….. solo sirven cuando no eres la excepción. Para las 10 de la mañana del viernes, yo ya llevaba 36 horas con contracciones, 6 más que con tu hermana, y de verdad empezaba a ser frustrante.
Mirna se fue, con la promesa de regresar en la noche o el sábado en la mañana, según fuera la cosa.

Entrando al planeta parto.

Decidí ponerme en plan parto. Me di cuenta de que hasta ese momento había estado en plan “esto podría durar días, mejor me la llevo leve” y por lo tanto no había hecho mucho por acelerar el proceso, así que me puse las pilas, me dije a mi misma que la cosa tenía que agilizarse y te dije a ti que necesitaba tu ayuda.
Dormí una pequeña siesta junto a tu hermana y después empezó la acción, nos fuimos caminando hasta la fondita en la que íbamos a comer. Muchas, muchas cuadras. Comimos, encajando contracciones, tomando mucha agua. Me di cuenta de que me estaba hinchando de manos y pies. Me asusté. Si las cosas se salían de lo “normal”, no me iba a sentir segura teniendo un parto en casa. Así que con mi agua de jamaica a un lado, decidí que eso no me podía pasar, no después de todo lo que ya habíamos pasado.
Regresamos a casa caminando, pasamos a los juegos para que tu hermana se divirtiera un rato mientras yo daba vueltas alrededor y movía las caderas.
La veía jugar y reír y no lograba concentrarme. Si deseaba que nacieras, si te deseaba con locura, pero temía tanto que su carácter, nuestra relación y sus sentimientos cambiaran con tu llegada, que en parte yo estaba frenando el parto.
Regresamos a casa, jugué un poco con Kía, pensando en si sería la última vez, ¿cuándo podríamos volver a tener esa intimidad? Y las contracciones volvieron a espaciarse.
Ya era suficiente… no podía seguir así. O agarraba un buen ritmo ya o me iba a volver loca! Decidí transportarme al planeta parto, olvidarme de estar informando a todo mundo de cómo iba, concentrarme en mis contracciones y en tu llegada y dejar de preocuparme por tonterías. A las 7:17 deje el último mensaje en Facebook.
Nos salimos a caminar papá, Kía y yo. Fuimos a la tienda, compramos pan y regresamos, siempre con contracciones, que cada vez eran más regulares, 7 min. duración de 40 a 50 seg. buena intensidad, al fin parecía que la cosa iba mejor.
En casa preparé a tu hermanita para dormir, cenamos, le di su leche y me acosté con ella. Una odisea, dadas las circunstancias, pero era la última vez que tenía ese momento exclusivo con ella. Quería que supiera que, pasara lo que pasara tras tu llegada, ella seguiría siendo igual de importante. Al fin se durmió y yo pude entregarme a mis contracciones.
Me fui al cuarto de juegos a doblar tu ropita y acomodarla. Mientras, platicaba contigo. Fue nuestra última “gran charla” estando tú, dentro de mi. Por fin pude sacar todos los sentimientos que tenía atorados, todos mis miedos, todo el estrés. Con el corazón en la mano te pedí que salieras ya a conocernos, te aseguré que siempre estaría aquí para cuidarte, me convencí de que lejos de ser un cambio que generaría inestabilidad en nuestras vidas, tu llegada nos llenaría de alegría, de felicidad, de tranquilidad y de vida. Y tu pateaste.
Era un pacto, juntas lo lograríamos, estaba lista para recibirte y tu estabas lista para dejarte llevar. Cada una haríamos nuestro trabajo para llegar al mismo fin. Conocernos.
Entré al baño. Más del tapón mucoso. De los nervios o la preocupación, o algo, había dejado de obrar desde el jueves. Si seguía así, mi intestino no te iba a dejar pasar a la mera hora. Así que estuve comiendo cosas digestivas para ayudar a mi organismo. Pero aún así no era suficiente.
Llegó tu abuela para saber como iba. Nada nuevo aún. Iba a sacar a pasear a los perros. Le pedí que me esperara, tenía que seguir caminando, tenía que sentir que hacía algo para acelerar el proceso.
Salimos a caminar. Tu abuela no se tentó el corazón. Esta vez, nada de ir tomadas del brazo, ni caminata suave y cariñosa. No, no, nada de eso. A caminar a paso veloz. Cuando venía una contracción yo me paraba a tratar de encajarla con movimientos de cadera, mientras ella seguía caminando con los perros. Bueno… distinto, pero parece que fue eficaz. A las 11:30 llegamos a la casa, estaba empapada en sudor, cansada, pero con contracciones “de parto” cada 4-6 minutos. Mirna ya había llegado, venía con Miriam y su hijo.
Ya venía lista para quedarse. Alrededor de las 5 de la mañana ibas a nacer…
Me reviso la espalda.
Según una teoría que ha estado desarrollando, a las parturientas se nos desaparece el recoveco que se hace en la espalda a la altura de la cintura. Tiene que ver con los movimientos internos de los huesos para abrir paso al canal del parto. Normalmente cuando aún no empieza el trabajo de parto, el hueco está muy pronunciado, conforme éste va avanzando, el hueco va disminuyendo. Para cuando la dilatación está completa, la espalda está completamente lisa.
Mi espalda estaba mucho más lisa que en la mañana. Que alivio!!
Me metí a bañar con agua caliente. Que delicia!! Creo que pase una hora dentro de la regadera. Y hubiera pasado más si el agua no se hubiera enfriado. Tan bien me sentía ahí dentro que hasta tiempo de rasurarme me dio. Tenía que estar linda para recibirte!!
Salí fresca como lechuga, lista para enfrentar cualquier cosa. Esa noche iba a parir e iba a ser mágico. Mirna le dijo a tu papá que me prepara té de manzanilla, para relajarme, relajar los músculos y relajar el útero. Se sentía bien!!
Que tal un tacto? ¿Por que no?, ya sabía que la cosa estaba en marcha, pero no me caería mal saber de que tiempo hablábamos.
No se cuanto tuve. Solo se que dijo que más o menos 2 horas después iba a empezar lo bueno. Le llamé a tu tía Karla. Le dije que pusiera el despertador, por que yo iba a estar demasiado ocupada “mentando madres” como para preocuparme por despertarla.
Decidí que si quería tenerla en el parto ya casi al final. No me sentía completamente convencida. Creí que sólo iba a necesitar de tu papá, que no quería que nadie más me desconcentrara o me pusiera nerviosa. Pero tu tía estaba pensando en ir, más que como espectadora, como ayudante. Quería ayudar a limpiar tus Karmas mientras nacías, preparar el terreno para que nacieras con pura luz.
Así que ahí estaba yo. Encajando las contracciones que cada vez eran más fuertes, esperando en la cocina a tener mi grandioso parto en casa.
No se que hora era, ni cuanto tiempo había pasado, yo estuve encajando contracciones todo el tiempo como podía. Tomando té, comiendo papaya, también me comí un sandwich. Cada vez que venia una, me paraba de la pelota por que si no no la aguantaba. Me sostenía de la barra de la cocina y sacaba lo más que podía las pompas, tratando de aliviar el dolor, mientras Mirna o tu papá me masajeaban.
En algún momento Mirna me revisó la espalda. Me dijo que estaba en 8 o 9, que si quería podía meterme ya a la tina. Empezamos a llenarla, pero el boiler se había apagado…
Le dije que mientras iba a hacer del baño. Vi la cara de terror que puso. Me sugirió hacer primero un tacto, que tal si ya estaba en completa y esas ganas de hacer del baño eras tu empujando?? Me negué. Sabía que solo quería hacer del baño. En cualquier caso le gritaría si algo distinto pasaba.
Entré al baño, no demasiado confiada, pero esperando no ver tu cabeza en el excusado. No, todo estuvo bien, solo era la cena!
Después de eso me lave toda la zona para no contaminar el agua de la tina. Pero entre risas, problemas para enjuagarme, el agua fría, encajar contracciones y hacer acrobacias con la panzota, las contracciones se espantaron de nuevo. Que contracciones tan asustadizas!!!
En fin, con todo y todo me metí a la tina. Que alivio!! El dolor general del cuerpo desapareció de inmediato, la siguiente contracción que sentí fue completamente soportable a pesar de estar sentada.
Llegó tu tía Karla, también estaban tu abuela y papá. Mirna me echaba agua sobre la panza y tu parecías disfrutarlo. Todos estaban fascinados viendo como te agitabas dentro de mi con el contacto del agua. Los últimos movimientos que experimente contigo dentro. Como te voy a extrañar dentro de mi, sentir que te mueves, te acomodas, te giras. Esa sensación única!! Pero ahora te tengo conmigo.
Papá me ofreció otro vaso de té de manzanilla. Mirna me dijo que no, que sólo era uno, para relajar. Que?? Uno?? Pero si ya llevaba 4 o 5!!! Con razón la cosa no avanzaba, estaba demasiado relajada y tu también. Habría que esperar a que mi cuerpo lo eliminara.
En algún momento mande a tu papá a descansar, la cosa se había calmado de nuevo y todos íbamos a necesitar fuerzas cuando el momento llegara así que se acostó con tu hermana. Estando dentro de la tina Mirna me pidió que adoptara diferentes posiciones. Para ver cual sería la más cómoda para parir, Y… oh sorpresa!! La tina era demasiado pequeña!! No habíamos pensado en eso. El ancho de la tina no daba el suficiente espacio para abrir las piernas, iba a ser imposible que nacieras ahí…
Mirna también se acostó un rato, llevábamos ya toda la noche esperando. Se quedaron tu tía Karla y tu abuela conmigo. Que gran apoyo, no interfirieron en ningún momento, no me cohibí, ni me sentí nerviosa. Es mi familia!! Muy diferente a estar rodeada de 10 extraños que entran y salen en una habitación desconocida y muy iluminada.
Las contracciones casi habían desaparecido. Llegó un momento en el que me quedé completamente dormida. Me olvidé de todos y de todo. El dolor de 3 días desapareció, y yo me sentía de lo mejor.
Cuando desperté, ¿o me despertaron? la música seguía sonando bajito, tu abuela me estaba echando agua en la panza y tu tía estaba meditando.
Podría haber pasado otra semana así. En esa completa tranquilidad y paz. En mi casa, en mi terreno, rodeada de mi familia.
Había pasado ya una hora y yo no tenía contracciones. Le llamamos a Mirna para saber que hacer. Me dijo que me saliera de la tina, habría que caminar y esperar a que las contracciones regresaran. A regañadientes me salí. Me vestí y camine. Camine y me senté en la pelota, y camine más. Y poco a poco las contracciones fueron regresando. Pero yo estaba muy cansada, tenía tanto sueño… Me fui a la cocina, apagué la luz, me senté en la pelota y recargué mi cabeza en la barra. Entre contracción y contracción dormitaba un poco hasta que de plano fue insoportable.
A las 6:30 de la mañana las contracciones eran cada minuto, dolorosas, pero aún así no tanto como en el parto de tu hermana. Yo estaba esperando llorar de dolor, no podía creer que la cosa estuviera cerca ya. Donde estaba la súplica por la epidural?? Desperté a tu papá, parecía que sería pronto. Yo no hallaba posición para aguantar las contracciones. Hasta que descubrí las sentadillas.
Con cada contracción yo me ponía a hacer sentadillas como loca. Que alivio. Tu abuela me miró asombrada. Me preguntó si no me cansaba. Para nada!! Era un gran alivio. Entre risas ella y tu tía Erika, que ya había subido, estuvieron seguras de que significaba un gran alivio para mi, pues de otra forma no movería ni un dedo. Que graciosas!! Lo más sorprendente es que todavía me quedaban ganas de reír. De verdad esto estaba ya tan cerca?? Y a que hora iba a mentar madres??
Mirna empezaba a preocuparse. Con las contracciones tan seguidas e intensas debería tener ya ganas de pujar. Me pidió hacerme un tacto… Si!! lo que sea, pero ya!!
Estaba completamente dilatada, todo estaba listo para que nacieras, excepto tu… Estabas aún muy arriba, estabas demasiado relajada. Había que acelerar la cosa, si no podría haber problemas.
Me prepararon chocolate con ruda. Sin chistar me lo tomé de un trago. La casa empezó a moverse. Despertó tu hermana. Tuviste toda la noche para nacer mientras ella dormía de corrido, pero no, querías esperarla… Que bueno que así fue.
Empezamos a pensar en cual sería el mejor lugar para que nacieras. La cama, pero no acostada. En la orillita? Incómodo, no? Sentada en la silla? No!! que horror… Bien dicen que uno propone, Dios dispone, llega el diablo y todo lo descompone. Después de semanas planeando, arreglando, soñando con el parto mágico en el agua, al final eso no se iba a poder y ahí estaba yo, con dilatación completa sin saber como ni donde parir. En eso, Mirna vió el puff que teníamos en la sala. Un cojín gigante relleno de bolitas de unicel que se acomoda a la forma que tu le des. Así que lo pusimos sobre la cama, empezaron a cubrir con protectores todo y me senté. Papá detrás de mí para darme fuerza y sostén. Y por delante toda una pista de aterrizaje para ti. En ese momento las contracciones empezaron a ser efectivas. Aún no sentía ese irrefrenable deseo de pujo que sentí con tu hermana. Pero, que más daba?? A fin de cuentas nada, estaba siendo como con tu hermana.
Las contracciones eran seguidas, casi una tras otra, yo sentía presión en toda la parte baja y decidí que quería pujar. No fue esa sensación animal que me impulsaba a ello, fue más bien un deseo consciente. Puje durante toda la contracción y sentí como ibas bajando por el canal de parto. Wow! que sensación, sentirte mover dentro de mi, cada vez más cerca de conocernos.
Siguiente contracción, otro pujo, hacía mucha fuerza, y papá me sostenía por la espalda. Un pujo más y… Splash!! Se rompió la fuente, salió una cosa mínima de líquido. Había que sacarte pronto de ahí por que ya no había líquido.
Una contracción más. Puja!!!! Ahí estabas, te sentía ya en la salida, estabas tan cerca y a la vez tan lejos. Que impotencia, que desesperación, sentía que no lo estaba haciendo bien. Aunque cada vez todos me animaban. Mirna sorprendida de que pujara tan bien y tan efectivamente. Como no hacerlo bien? Si era mi cuerpo el que lo hacía todo. Entró tu hermana al cuarto. Se suponía que la estaban cuidando tu abuela y tu tía Erika en la sala, pero ella me escuchaba hacer ruidos y quería ver que estaba pasando. Mientras no había contracción yo intenté poner mi mejor cara para que no se asustara. Ella solo miraba y no entendía nada. Ya venía la contracción, no me podía soltar, tenían que sacarla de ahí!!
Se la llevó tu tía Karla. Otro pujo. Cada vez estabas más cerca, era el momento final. Nos estábamos jugando el todo por el todo. –Maldición, en que momento me convertí en una hippie pariendo en casa??? Por que no me fui directito al hospital?, una rajadita y te hubiera tenido rapidito conmigo…. –No, no, estaba haciendo lo mejor para las 2. Te estaba trayendo al mundo de la forma más natural posible, te estaba dando la posibilidad de abrirte paso a la vida por ti misma. Te estaba recibiendo en tu hogar, rodeada de tu familia que te ama, apoyada por una mujer que siempre fue respetuosa de nuestro proceso. Si, esto era lo mejor. Pujaaaaaa!
Y ahí estabas, entre un mundo y otro, sentía tu cabeza a punto de coronar, pero la fuerza del pujo no era suficiente. Todos me decían, vamos Pao!! Ya se le ve la cabeza!! Pero yo no podía más, no tenía fuerzas. Una contracción más. Puje lo más fuerte que pude, y saliste! Esta vez no sentí el aro de fuego. En realidad no estaba del todo segura de que hubieras salido tu o si me había hecho del baño. En la siguiente contracción te tenía que sacar. Mirna me decía, “vamos Pao, es lo último! Se está poniendo moradita.” Oía las voces de todos pidiéndome que pujara con más fuerza, mi mamá y mi hermana sonaban asustadas. Pero yo ya no podía más. Sentía que las fuerzas no me eran suficientes, estabas atorada de los hombros y por más fuerza que hacía no bastaba para expulsarte. “Vamos Pao, por favor! Tu puedes!” No lo pensé más, sólo pensaba en ti, dividida entre estos 2 mundos. El suave calor de mi útero que fue tu hogar durante 9 meses, y este frío lugar al que estabas llegando. No necesitabas más complicaciones que enfrentarte al mundo. Tenías que salir ya. Puje con todas mis fuerzas, Mirna hizo algún movimiento. Y por fin saliste. Te deslizaste suavemente como un pececito. Aterrizaste sobre la cama sostenida por Mirna. De inmediato abrí los ojos y te vi. Estabas ligeramente moradita, con los ojos cerrados pero respirando de a poco. En ese momento entró Kía corriendo, sabía que algo había pasado. Y ahí yaciendo sobre la cama, a segundos de haber llegado a la vida, tu hermana te miró por primera vez y dijo “e bebé!!” No se si te tome entre mis brazos o alguien te colocó sobre mi. Yo estaba eufórica, en éxtasis, al fin estabas ahí. Te podía abrazar, te podía oler, y te oía llorar. Toda madre dice que oír el primer llanto de su bebé le parece mágico. Para mi no había nada de mágico en eso. Estabas sufriendo. Lo único que quería era que te sintieras segura y protegida. Te hable por tu nombre, te dije que yo era mamá, que todo iba a estar bien. Te ofrecí el pecho pero no lo quisiste. Detrás de mi oía a tu papá sollozar. Sentía aún ligeras contracciones y ganas de pujar. Le pregunté a Mirna si podía, si, pero ligerito. Un pujo chiquito y salió la placenta. Entera y perfecta. Y de pronto las cosas tomaron un ritmo distinto. Hablaban fuerte, sonaban asustados. Mirna daba indicaciones, bájate, quítate, acuéstate. Estaba teniendo una hemorragia. Papá se levantó de inmediato. Poco a poco me fui deslizando en el puff para que me lo quitaran y me pudiera recostar. Cambiaban y cambiaban los protectores de la cama. Mientras seguías en mis brazos. Papá cortó el cordón, lo toqué antes para asegurarme de que había dejado de latir. Mirna te tomó para revisarte, mientras Miriam me ponía gotas debajo de la lengua para detener el sangrado. Apgar de 8 a los 5 min. No tan mal para haber estado segundos entre un lado y otro. Te limpiaron un poco y te vistieron con la ropa que yo te había elegido. Un pañalero que dice “Daddy makes me smile” Un mameluco rosa, con flores y corazones de colores. Calcetines miniatura, Un gorrito rosa y tus guantes. Tu abuela te tomó en brazos. Ella también estaba en éxtasis. Entró tu hermana y tu abuela se hincó para estar a su altura. Kía te miró y dijo “mi bebé!” Le dijeron que eras su hermanita, que eras Laia. “eee Lala??” sin que nadie le dijera nada, sin que hubiera presión alguna, ella te abrazó y te besó. No dejaba de contemplarte. Te beso la frente, te besó la nariz, te besó los cachetes, mientras decía “mi bebé… Lala!!”
Las emociones fluyeron, no pude contenerme, lloré y lloré con todos los sentimientos que tenía acumulados. Finalmente, después de tanto preocuparme por como lo iba a tomar tu hermana, me di cuenta de que había sido una tonta. Pero si eres su hermana!! No entiende muchas cosas, pero lo que su corazón le dice es que te ama. Y te ama con locura. No podía dejar de llorar mientras las veía juntas. Mis dos princesas, mis dos hadas. Al fin.
Tenía que seguir acostada por la hemorragia, pero te pusieron sobre mi y te pude abrazar. Me descubrí el pecho y te ofrecí. Ahora si que querías teta! Te prendiste de inmediato. No tenías ni media hora de nacida y ya estabas mamando como una experta. Todos estaban fascinados y asombrados. Yo solo estaba fascinada. Sabía que si nos dejaban hacer todo natural, esa era la única reacción que podrías tener. El puro instinto. Que lástima que con tu hermana me perdiera de ese mágico primer momento.
Y así empezó nuestra vida juntos. Rodeados de todo el amor, el apoyo y el cariño de tu familia. Papá estaba extasiado mirándote. Kía preguntaba por ti, yo no podía dejar de admirarte. Al fin estábamos completos, eras lo único que nos hacía falta.
Y así fue como el 13 de marzo de 2010, a las 7:46 de la mañana, pesando 3. 900 kgs y midiendo 55 cm, llegaste al mundo Laia. Llegaste a completar nuestra pequeña familia. Llegaste a dar lecciones de vida a todos los que presenciaron tu parto. Llegaste a unirnos más. A darnos luz. A enseñarles a muchas personas que parir naturalmente si se puede. Que no es más que un proceso fisiológico completamente natural, y que si se nos da el tiempo necesario, nosotras podemos hacerlo solas.
Hija, eres el hada que me hacía falta. Hoy, a tan solo 3 días de haberte parido, me siento más enamorada que nunca, completa y feliz. Te miró y no deja de asombrarme esa carita de luna. Estás cachetona y preciosa. Eres más gorda que tu hermana y también más blanquita. Son tan distintas, pero a la vez tan iguales… Me tienes enamorada!! Gracias por llegar a mi vida.

miércoles, 10 de marzo de 2010

22 Alternativas a los Castigos

Me lo traje de http://adivinacuantotequiero.blogspot.com/2010/03/22-alternativas-los-castigos.html
Tiene resaltados los puntos que para mi, en este momento, son los más importantes, los que me cuesta poner en práctica o los que de plano ni se me habían pasado por la cabeza... Igual tiene mis anotaciones (en letras más pequeñas) pues así lo leo y me recuerdo lo que tengo que hacer!!

22 Alternativas a los Castigos
por Jan Hunt
Traducido por Marcela Araiza, encontrado en Natural child . Hacia tiempo que no entraba y veo que hay mas articulos traducidos al Español.

Muchos padres reconocen los efectos dañinos de los castigos físicos y verbales. Saben que gritar, bofetear, pegar y dar nalgadas enseña violencia, destruye la autoestima, crea enojo, interfiere con el aprendizaje, y daña la relación entre los padres y los niños.

Pero saber que no hacer, es sólo el primer paso; los padres se preguntan que deben hacer en lugar de eso. Desafortunadamente, la mayoría de los libros y artículos actuales de crianza recomiendan "alternativas", las cuales en realidad son castigos alternativos, como el tiempo fuera, negación de permisos y las llamadas "consecuencias lógicas o naturales".

Todos estos métodos tienen mucho en común con los castigos físicos, y transmiten los mismos mensajes: que a los padres no les interesan las necesidades no satisfechas que ocasionan la conducta y que toman una injusta ventaja de su tamaño y poder sobre el niño. Más significativamente, estas aproximaciones le dicen al niño que alguien al que ama y en el que confía, le quiere causar dolor. Este es un mensaje "para volverse loco", porque es muy extraño para el entendimiento intuitivo de los niños sobre cómo debe ser el amor.

Finalmente todos estos métodos hacen que se pierdan las mejores oportunidades para aprender. Hacen que los niños tengan fantasías de venganza lo que los distrae de enfocarse en la situación real que tienen a la mano. Las verdaderas alternativas a los castigos son aquellas que ayudan al niño a aprender y crecer de una forma sana. ¡Hay pocas alegrías más grandes en la vida que permitir a nuestros niños enseñarnos que es el amor!

Aquí hay veintidós alternativas que dan mensajes positivos y amorosos:

1. Prevenir la conducta no deseada cumpliendo las necesidades de los niños cuando sean expresadas. Con sus necesidades satisfechas, el niño está libre de moverse a la siguiente etapa de aprendizaje. (Creo que a veces eso nos falla, al menos yo he llegado a atenderla cuando ya está desesperada, en vez de hacerlo antes para no llegar al punto del berrinche)

2. Proveer un ambiente seguro y adecuado para los niños. No tiene caso tener cosas preciadas al alcance de un bebé o niño pequeño, cuando simplemente se pueden poner fuera de su alcance hasta que el niño esté lo suficientemente mayor para manejarlas cuidadosamente. 

3. Aplicar la Regla de Oro. Piensa cómo te gustaría ser tratado si estuvieras en las mismas circunstancias de tu niño. La naturaleza humana es la naturaleza humana, no importa la edad.

4. Muestra empatía por los sentimientos del niño, aún si la conducta del niño parece ilógica, los sentimientos y necesidades subyacentes son reales para él. Declaraciones como "te ves muy triste" es una buena forma de mostrar que estás del lado del niño.

5. Valida los sentimientos del niño para que él sepa que tu entiendes y que te importa, y que nunca será rechazado por tener ningún sentimiento en particular. Por ejemplo, "Eso me asustaba a mi también cuando yo era niño". (Es válido que estén enojados, y aunque sea desesperante, debemos aprender a amarlos así también)

6. Cumple la necesidad subyacente que lleva a la conducta. Si castigamos la conducta externa, la necesidad no satisfecha continuará surgiendo en otras maneras hasta que esté finalmente cumplida. Preguntas como "¿Estas enojado porque hoy he estado mucho tiempo en el teléfono? ¿Te gustaría que fuéramos a caminar juntos?" pueden ayudar al niño a sentirse amado y entendido.

7. Cuando sea posible, encuentra una solución "ganar-ganar" en la que se cumplan las necesidades de todos. Para aprender herramientas de resolución de conflictos, considera tomar un curso de Comunicación no Violenta. (Invertir tiempo y dinero en aprender a ser mejores papás no sólo es importante y necesario, sino que hará las cosas más fáciles a corto, mediano y largo plazo para todos)

8. Asegúrale a tu hijo que es amado y apreciado. Las llamadas "malas" conductas frecuentemente son intentos de expresar su necesidad de amor y atención, en la mejor forma que ellos lo pueden manejar en el momento. Si él pudiera expresar su necesidad en una forma más madura, lo haría. (Que importante y que cierto!! Aunque difícil de recordar. Pero sus berrinches, no son más que la única forma que conocen de expresar su enojo y todos esos sentimientos "negativos")

9. Distraerlo de la situación que se ha vuelto demasiado estresante para resolver en el momento: "Tomemos un descanso. Que otra cosa te gustaría hacer".

10. Asegúrate de que tú y tu niño han consumido alimentos nutritivos durante el día para que los niveles de glucosa se mantengan altos. Bocadillos pequeños y frecuentes es lo mejor.

11. ¡Respira! Cuando estamos estresados, necesitamos más oxigeno, pero tendemos a hacer respiraciones cortas. Aún unas cuantas respiraciones profundas nos pueden ayudar a calmarnos y pensar más claramente. 

12. Nosotros no esperamos que un carro funcione a menos que tenga gasolina, no debemos esperar que un niño funcione lo mejor que el puede si su "tanque emocional" se está agotando. Dale las tres cosas que llenan el tanque emocional de los niños: contacto ocular, contacto gentil y atención individual.

13. El té de manzanilla es muy relajante para niños y adultos. Si la Mamá que amamanta lo toma una hora antes de ir a dormir, puede ayudar a calmar al bebé. A los niños grandes les puede gustar el té de manzanilla helado o las paletas.

14. Toma un tiempo fuera – con tu niño. Un cambio de escenario – aún si es sólo un poco de tiempo afuera, puede hacer la diferencia para ambos, padres y niños.

15. Toma una Tarjeta de Crianza para que te dé inspiración y aliento o crea tus propias tarjetas recordatorias.

16. Ofrece un masaje. Un masaje a la hora de dormir puede ayudar al niño a dormir más profundamente, lo que le ayuda a recuperarse y a tener energía para el siguiente día.

17. Dale elecciones. Los niños necesitan sentir que tienen voz. Ofrecer elecciones, aún si a ti no te parecen importantes ("¿Cual tasa quieres, la azul o la roja?") les ayudará a los niños a sentir que pueden decidir sobre su vida, especialmente si ha tenido que lidiar con cambios recientes. (Involucrarlos en su propia vida!! Que importante, y como nos olvidamos de eso... sólo decidimos sobre su vida sin importar si ellos tienen una opinión distinta!)

18. Intenta susurrar. Cuando la tensión es alta, susurrar puede ayudar al niño a poner atención y también ayuda a calmar al padre.

19. Dale tiempo al niño. Frases como "Dime cuando estés listo para compartir tu juguete/ subirte al asiento de seguridad/ ponerte tu abrigo" darán al niño la sensación de autonomía y harán que sea más fácil para ellos cooperar.

20. Date tiempo. Cuenta hasta 10 (en silencio). Algunas veces necesitamos un poco de tiempo para pensar las cosas más claramente y verlas más objetivamente.

21. Recuerda que los niños crean imágenes de nuestras palabras: "ve más despacio" es más efectivo que "no corras". La primera frase crea una imagen de ir más despacio, mientras que la segunda crea una imagen de alguien corriendo (la palabra "no" es demasiado abstracta como para superar la más concreta y convincente imagen de correr). Igualmente, una petición específica es más efectiva que una general: "Por favor deja el vaso" en lugar de "Sé cuidadoso".

22. Pregúntate a ti mismo "¿Cuando me acuerde de esto me reiré?" Si es el caso ¿Por qué no reírse ahora? Crea un recuerdo que te gustaría tener cuando te acuerdes de ese día.

De esta forma, nosotros podemos lograr la cooperación genuina que buscamos en estos momentos. Pero nuestra más grande recompensa será para toda la vida, ¡un vínculo amoroso y confianza mutua con tu hijo!

Es revelador para mi en este momento en que Kía y yo estamos en crisis en cuestión de berrinches y regaños...
Lo dejo para tenerlo a la mano cada vez que sienta que me vuelvo loca...

jueves, 4 de marzo de 2010

Mis 2 pequeñas hadas

Scrapbook at WiddlyTinks.com
Digital Scrapbooking Photo Tinks by WiddlyTinks.com

Laia, ya sal!!!!!!!!! O no???

Estoy en la semana 37 con 5 días. Laia pudo haber nacido desde el sábado y sería una perfecta bebé de término. Pero Laia decide, y creo que ha tomado la decisión de esperarse todo lo que sea posible.
Cada día me siento más achacosa, más cansada, más adolorida. Agacharme me hace sentir como si fuera a parir. La espalda me duele de cargar el embarazo al mismo tiempo que a Kía. La cadera la siento como abierta, camino y siento que todo me truena y me duele. Ya camino como pato, como si trajera un bulto entre las piernas. Al despertar, los huesos de las ingles me duelen horrores. Al dormir me tengo que enderezar para poderme voltear, casi casi necesito grúa para cada movimiento, me duele, me pesa, me choca. Estoy cansada!!!!!!!!
De pronto platico con Laia y le digo, "por favor!! decídete a nacer YA!!!" después me arrepiento y le suplico que lo olvide, que se tarde todo lo que quiera, que si son otros 3 meses no pasa nada. 
Estoy emocionada por que nazca, por el mágico momento del parto, por tenerla en mis brazos, por abrazarla, mirarla, olerla y oírla por primera vez. Me emociona presentársela a Kía, decirle que al fin llegó su hermana, que ella es "LALA". Lo único que no me emociona, y más bien me aterra, es todo lo que viene después. Ser una familia de 4. Tener 2 hijas que cuidar, repartir mi atención entre las 2, tal vez tener que anteponer las necesidades de la bebé a las de Kía. Tener que decirle "ahorita no". Que tenga que dormir abrazada a su papá por que yo esté atendiendo a Laia. Que llore pidiéndome que la cargue y no poder por que estoy adolorida o cargando a la bebé.
Tengo miedo, no quiero descuidar a Kía, no quiero que se sienta desplazada, no quiero que las cosas cambien.... Siempre estamos sólo ella y yo. Jugamos ella y yo, desayunamos ella y yo, nos bañamos ella y yo, limpiamos ella y yo, salimos ella y yo... Pronto dejaremos de ser sólo ella y yo, para ser Laia, Kía y yo.
Quiero creer, o más bien deseo con todo mi ser, que esto solo sea para bien.
Las amo a las 2, por eso quiero darles todo lo mejor a ambas.

miércoles, 3 de marzo de 2010

El día en que dejé de sentirme mal, para saber que lo estoy haciendo bien con mi hija...

Hoy en un foro se abrió un tema medio polémico. El por qué de las comparaciones con los hijos. Es típico que cuando hay niños de la misma edad, los conozcas o no, las preguntas obligadas sean ¿y ya hace....? o de lo contrario ¿a que edad hizo...? Creo que es una cuestión natural, algo del ser humano y quizás hasta de otras especies, es algo así como la lucha por la supervivencia, la búsqueda del más fuerte, el saberse más poderoso. Si no, entonces por que existirían las olimpiadas, los mundiales y demás juegos de competencia? O los simples concursos de intelecto y demás? Es por que se nos da natural, querer ser el mejor y destacar por encima de los demás. Esto lo veo natural, hasta podría aplaudirlo, si eso te hace ser mejor, por que no? El problema empieza cuando la competencia ya no es entre tu y otro, sino entre tú hijo y el del otro. Y si fueran ellos los que compitieran, estaría bien, pero ellos en realidad ni enterados, son los padres los que están siempre deseosos de que su hijo sea el más... todo. Creo que esto sigue siendo relativamente natural y sano, el asunto es que hay cierto tipo de padres que llevan esta competencia silenciosa a los extremos, a forzar al niño a cumplir expectativas que no corresponden a su momento, a su etapa maduracional o simplemente a su personalidad.
Yo me he encontrado en el punto de ser madre comparadora, claro que como mi hija ha sido bastante precoz e inteligente, siempre la comparación la ha favorecido y a mi enorgullecido. Por lo tanto no nos ha causado mayor conflicto.
Sin embargo, hace algunos meses empezó mi tormento. Empecé a notar que en ciertas áreas, principalmente de aprendizaje, Kía se estaba quedando atrás de los niños de guardería. Yo me tranquilizaba pensando que no hay prisa, que de todas formas tarde o temprano lo aprendería, que era más importante la labor que estoy realizando con ella en casa y el amor que obtiene. Pero mis telarañas mentales y emocionales no siempre me dejaban en paz.
Ya llegaba tal contando que su hija ya decía los nombres de las figuras. O ya escribía alguna contando que su hijo se sabe los colores. Y por ahí platicábamos y sale el tema de que "x" ya había memorizado todos los meses. Y ahí estaba yo conflictuada de como se los iba a enseñar a Kía para que no se me quedara "atrás".
Un día cuando Kía tenía 1 año 6 meses mi hermana me presentó a su amiga con una nena de 1 año 8 meses que ya se sabía los colores. Al hacer la comparación, mi respuesta fue "2 meses hacen mucha diferencia" en vez de pensar en que cada niño es distinto, en que cada quien tiene su propio ritmo y en que lo importante no es a que edad lo digan, sino como lo aprendan.
Pasó, yo no hice nada "extra" para forzar sus conocimientos, ni le dedique tardes enteras enfrente de los colores. Al año 8 meses, naturalmente todavía no se sabía los colores, aunque si que los identificaba. Y me volví a topar con esa mamá. Me recordó mi respuesta y me preguntó si Kía ya se los sabía, esta vez si respondí lo que pensaba, más por defensa que por convicción. Hace algunas semanas nos reencontramos. Mientras las nenas jugaban sin interesarse por la discusión que se estaba sosteniendo en la mesa, ella y yo platicábamos de los avances de ambas niñas. Naturalmente los de ella eran relacionados al aprendizaje, la memorización, el conocimiento, y en ese momento no pude más que sentirme mal de que recién ahora mi hija empieza a nombrar los colores.
En eso mi hija con toda la naturalidad e inocencia de la que fue capaz, llegó corriendo y me gritó "Mamaaaá te amooooo!!" A lo que siguieron un "becho" y "abashoooo" en palabra y en acción. Algo completamente natural en nosotras, que cuando la mamá en cuestión vio, no pudo más que preguntarme "como" le había enseñado a mi hija a decir "TE AMO"  "beso y abrazo".
Claro que yo no se lo enseñé. Nunca me puse frente a un pizarrón a escribir mil veces las palabras, ni le hice dibujitos para que lo entendiera, tampoco la instruí para que cada vez que una de esas mamás competitivas se acercara ella hiciera su acto.
NO, ella lo aprendió en el día a día. Entre cada beso y abrazo que le doy mientras hacemos quehacer. Lo aprendió después de cada Te Amo entre brincos y saltos al parque. Lo aprendió por imitación, de vernos a su papá y a mi acaramelados. Lo aprendió por que es lo que más natural nos sale  al ver a nuestra hermosa hija hacer alguna monería.
Y ese día, mi hija me enseño una valiosa lección. No importa cuantos avances tenga, cuanto sepa, cuanto conocimiento acumule o cuantas cosas memorice. Al final, lo único que cuenta es el amor que reciban en casa, y con el cual adquieran el conocimiento. Por eso cada día se me antoja más el homeschooling, por que reciben el saber de la persona que más los ama en el mundo... que mejor forma de aprender de la vida que sintiéndote amado?

Lo que ya es nuestra familia